domingo, 10 de febrero de 2013

Cultura

Si os sobra un ratito, por favor, releed la entrada que escribí en mayo del año pasado, Adelante. No es que esté vigente, sino que parece estancada para siempre.
Anoche fui al teatro a ver una obra interpretada por Antonio Dechent y, aparte de salir asombrado, pude sacar algunas conclusiones. La primera, dada la temática (Queipo, el sueño de un general), es que todavía estamos sufriendo restos de un pasado no tan lejano que no ha sido ni mínimamente limpiado y ¡ay de aquel que se atreva! Lo paradójico es que comienza citando al propio Queipo de Llano quien en sus memorias decía que la Historia hay que contarla para que no se olvide.
La segunda me vino tras asistir a dicha función en una sala, La Fundición, con capacidad para unas 140 personas (por cierto, en marzo reponen Peter Pan ya no vive aquí, con mi querido y admirado Alejandro Rojas-Marcos, pedazo de pianista, metido a actor). Entre el 'apenas visible' ministro de Cultura y el 'a ver cuándo nos deja en paz' ministro de Hacienda han sentado unas bases para que el acceso a los espectáculos sea cada vez más difícil, entre otras cosas, porque los condenan a desaparecer.
Pero, aquí mi alegría, estos 'pintas' no lo van a conseguir porque los artistas, por muy mala fama que tengan, son (somos) gente seria, trabajadora y honesta. Impresionaba ver cómo Dechent y tres actores más se dejaban el alma haciendo su trabajo. Lo de 'vagos y maleantes' se debería aplicar en la dirección contraria a la que ha venido siendo usado hasta ahora. ¡Cuánta dignidad! Durante hora y media lograron clavar al público en sus asientos y que ni una tos perturbara el ambiente creado. Un texto muy difícil de memorizar era expuesto como si nada y eso sólo se logra con estudio.
El esfuerzo conjunto de los organizadores y de los artistas es el que está sosteniendo el tejido cultural. Enlazando con nuestro pasado reciente, veo claramente que un pueblo sin cultura es más fácilmente manejable que un pueblo ilustrado. Si no nos damos cuenta de cómo nos engañan, además estaremos agradecidos.
El papel de la cultura es decisivo. Ya sé que se sube al carro más gente de la que debiera, pero no importa, mejor que sobre. No es momento de juzgar lo que es adecuado, lo que tiene calidad, lo que es verdadero Arte, pues el tiempo siempre se ha encargado de poner en su sitio a todo el mundo, sin excepciones. Es verdad que el presente y el diario de muchos artistas se hace cuesta arriba pero esta profesión lleva una parte importante de vocación y es ésa la que mantiene a flote la ilusión y las ganas de seguir adelante. Al menos así lo veo yo.
Por eso me emocionó ver la fuerza de una interpretación en directo y la respuesta del público que llenaba la sala. La gente nos necesita. Puede sonar a iluso, me da igual. Cada vez que termino un concierto, y es así desde que comencé a darlos, muchos de los comentarios son de agradecimiento por el buen rato pasado y por lograr despejar la cabeza de los problemas. Es entretenimiento y mucho más. La Cultura nos ayuda a vivir, nos muestra lo que otros que nos precedían han creado, sus pensamientos, sus soluciones, sus limitaciones... Estamos inmersos en un todo artístico continuo que nos hace mantener la cabeza alta, la vista despejada y los sentidos alertas. Ser culto requiere esfuerzo y no siempre es gratificante, por todo lo que contemplamos conscientemente, pero es condición inherente al ser humano, al Homo Sapiens.
Hagamos lo posible para que no nos devuelvan al Pleistoceno Medio y nos conviertan en Neandertales.

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