miércoles, 15 de mayo de 2013

Confianza (II)

"Todos necesitamos creer en algo, sentir confianza, saber que es posible darlo todo por un proyecto, una empresa, un hombre o una mujer. Entonces nos sentimos fuertes. Hinchamos el pecho y desafiamos al mundo.
Pero si dudamos...
Si dudamos sentimos miedo. Vacilamos, nos tambaleamos, tropezamos.
Si dudamos ya no sabemos nada. Ya no estamos seguros de nada.
De pronto hay cosas que se vuelven urgentes cuando no deberían serlo.
Preguntas que nunca nos haríamos y nos hacemos.
Preguntas que, de pronto, agitan los cimientos de nuestra existencia".
(Katherine Pancol. Las ardillas de Central Park están tristes los lunes. La esfera de los libros, Madrid, 2012.)

Es lo bueno que tiene la lectura, que se sigue aprendiendo de lo que dicen personas inteligentes que pasan por la vida con los ojos abiertos e intentan plasmarlo por si alguien quiere tomar nota.
Qué importante es tener unos buenos cimientos, bien construidos, sin escatimar en tiempo, sin fisuras, con material de la mejor calidad. Y, aún así, no estamos libres de que se puedan tambalear con algo inesperado. Pero claro, no es lo mismo, y estamos hartos de verlo en las noticias, un terremoto en Japón que en Haití, por ejemplo. Si se construye previsoramente los daños son muy inferiores a si edificamos con cicatería.
Sé que se puede pensar que exagero a veces. Ojalá fuera así. Me duele ver el daño producido en una carrera que, vista desde fuera, sólo debería causar placer. Por Dios, sólo se trata de música, de tocar el piano. Por eso creo que cuanto antes tomemos el control nosotros más libres estaremos de las trabas y los traumas, y para ello, nada como la confianza en uno mismo. Entonces nos sentimos fuertes. Hinchamos el pecho y desafiamos al mundo.
Es que tiene que ser así, es que no hay otra porque, entre otras cosas, no nos queda alternativa. ¿O es que vamos a hacer caso a los mensajes que sólo pretenden atemorizarnos para convertirnos cada vez más en minúsculos seres de supervivencia limitada? ¿Es que vamos a pasar por este mundo limitándonos a hacer lo que otros decidan por nosotros sólo en su beneficio? ¿No habéis leído lo último de la ONU y la FAO? No tiene desperdicio (porque es lo que tendremos que comernos).
El miedo: mucho más potente y eficaz que cualquier arma. Se propaga rápidamente y es muy contagioso. No entiende de clases sociales ni de razas. Y además es muy ecológico ya que no contamina (eso sí, abono para el campo todo el que quieras). La única vacuna conocida es la confianza.
Está el mundo muy revuelto y es el momento de tener las ideas claras, de estar seguros. Cuidadito con los benefactores. Nos pasamos los mejores años de nuestra vida en sus manos, haciéndoles caso en todo, para quedarnos tirados a la primera de cambio. No es fácil, pero sólo sé que si usamos la inteligencia, el entendimiento, seremos más difíciles de manipular y , sobre todo, más libres para decidir sobre nuestra vida. Lo cómodo es entregarse a la marea humana. El problema surge cuando no nos satisface, cuando nos percatamos de que esta realidad no nos sirve.
¿Por qué tiene que ser todo siempre tan complicado?

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