miércoles, 11 de diciembre de 2013

Crecimiento auténtico

"Su rostro, de un dorado marfileño contra el difuso crepúsculo que pugnaba por dejarse ver a través de la lluvia, encerraba una promesa que Dick veía ahora por primera vez: los pómulos salientes, la ligera palidez, más fresca que febril, hacían pensar en un potro de raza en el que ya se percibían las formas del futuro caballo, un ser cuya vida no prometía ser únicamente una proyección de la juventud sobre una pantalla cada vez más gris, sino un proceso de crecimiento auténtico. Ese rostro seguiría siendo hermoso al llegar a la madurez, y sería hermoso en la vejez, porque tenía todo lo esencial: el dibujo de los rasgos y la estructura ósea."
(Suave es la noche, de Francis Scott Fitzgerald).

Esta misma mañana estaba releyendo este párrafo porque no he podido dejar de trasladarlo a nuestra profesión. Creo que podemos aprender un par de cosas:
La primera, que en la mayoría de nosotros, desde muy pronto, de niños quizás, ya se podían observar unas cualidades que han permanecido a lo largo de los años porque tenían todo lo esencial. Al igual que comentamos el sonido característico de tal o cual pianista, rara vez pensamos en nosotros mismos como poseedores de algunas diferencias. A veces, al escuchar grabaciones propias de hace más de treinta años, me reconozco tal cual soy. Es cierto que cambian aspectos superfluos y profundos, sería absurdo negarlo, pero el yo de cincuenta y dos años ya estaba presente en el de trece.
Por eso perderé la voz gritando a todos y cada uno de los profesores de música (y en realidad de cualquier materia) que se paren con cada alumno un poco más para conocerlos, para simplemente 'verlos' y así poder apreciar las virtudes y cualidades que ni siquiera ellos saben que poseen y poderlas desarrollar y sacar a la luz. Cada alumno encierra una promesa.
La segunda es algo más profunda y tiene que ver con un ser cuya vida no prometía ser únicamente una proyección de la juventud sobre una pantalla cada vez más gris, sino un proceso de crecimiento auténtico. Aquí tuve un ligero estremecimiento. Realmente es un asunto estrictamente personal y cada cual es libre de hacer con su vida lo que le dé la gana, pero la potencia de este pensamiento no puede ser pasada por alto. Tenemos la obligación de crecer y no estancarnos en esa pequeña cima a la que logramos ascender con esfuerzo un día ya lejano, pues el peligro radica en que nuestra luz se irá apagando poco a poco, imperceptible pero inexorablemente.
Si somos valientes, lograremos ese crecimiento auténtico con la sencilla premisa de creer en nosotros mismos. Parece fácil y no lo es, aunque debería serlo. Sólo depende de nosotros y de nadie más. Por eso es tan importante que nos conozcamos y que no dejemos que nadie nos haga daño, ni nos haga dudar, ni nos tambalee y, ni mucho menos, nos derrumbe.
Así seguiría siendo hermoso al llegar a la madurez, y sería hermoso en la vejez.


5 comentarios:

  1. Bravo!!!! Me ha encantado esta entrada. Cada día son oportunidades para ir creciendo. Hay que tener imaginación y valentía. Esa sensación de ser auténticos tiene que durar toda la vida.
    Besos,
    Inma

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  2. Por eso hay que empezar lo antes posible, casi desde que tenemos uso de razón, para que nada ni nadie nos desvíe de nuestro camino. Cada persona "encierra una promesa".
    Un beso grande, Alberto.

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  3. Alberto, sigo con asiduidad tu blog y a veces me pregunto por qué, ya que ni soy pianista, ni concertista ni siquiera músico. En ocasiones, me pregunto si a estas alturas de la vejez aún estaría a tiempo de empezar, aunque fuera tan sólo como disfrute y meta personal. Esta entrada me recuerda el porqué te sigo leyendo y me anima a seguir creciendo, aunque sea a la vejez.

    Un saludo.

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  4. pd: iba a firmar como Batman pero, por ser tú, te diré que soy José Ángel, tu informático de cabecera ;)

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    1. Supongo que si estás 'enganchado' al blog es porque el piano es la excusa para hablar de todo lo divino y lo humano. Finalmente, a todos nos pasa lo mismo y nos enfrentamos a las mismas situaciones aunque con distinto decorado.
      Y en cuanto a comenzar a estudiar piano, por supuesto que nunca es tarde, máxime pensando en disfrutar y crecer, sobre todo si tenemos en cuanta lo relativo de tu 'vejez'.
      Muchas gracias por comentar.
      Un fuerte abrazo, Alberto.

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