¡Ay, qué relumbres y olores!
¡Ay, cómo ríen los prados!
¡Ay, qué alboradas se oyen!
ROMANCE POPULAR.
Salgo al huerto y canto gracias al Dios del día azul. ¡Libre concierto de picos, fresco y sin fin! La golondrina riza, caprichosa, su gorjeo en el pozo; silba el mirlo sobre la naranja caída; de fuego, la oropéndola charla, de chaparro en chaparro; el chamariz ríe larga y menudamente en la cima del eucalipto; y, en el pino grande, los gorriones discuten desaforadamente.
¡Cómo está la mañana! El sol pone en la tierra su alegría de plata y oro; mariposas de cien colores juegan por todas partes, entre las flores, por la casa -ya dentro, ya fuera-, en el manantial. Por doquiera, el campo se abre en estallidos, en crujidos, en un hervidero de vida sana y nueva.
Parece que estuviéramos dentro de un gran panal de luz, que fuese el interior de una inmensa y cálida rosa encendida.
(Juan Ramón Jiménez. Platero y Yo. Capítulo XXV, La Primavera).
¡Que reguapo estás hoy, Platero! ... ¡Que guapo estás hombre! - le repito.
ResponderEliminar... Aglae, la donadora de bondad y hermosura, apoyada en el peral que ostenta triple copa de hojas, de peras y de gorriones, mira la escena sonriendo, casi invisible en la transparencia del sol matinal. (de Platero y yo, capítulo 39).
Platero para leer y releer. Gracias.
EliminarLlevo varios días, entre el cambio de Biblio y lo mal que va Internet, sin leerte, así que ahora me acabo de dar un baño de sentido común, autoestima, y poesía, y me he quedado como una rosa encendida. Gracias guapo!
ResponderEliminarGracias a ti por no cansarte y por valorar tan generosamente lo que escribo.
EliminarUn beso fuerte, Alberto.