sábado, 18 de febrero de 2012

¿Dos mejor que uno?

Siempre he pensado y sentido que dedicarse a tocar el piano es como una larga marcha en solitario. Eso de que nuestro instrumento se basta por sí mismo para llenar una sala, que posee un repertorio casi infinito, que tiene tantos aficionados y que es la perfecta reducción de la orquesta nos ha hecho llevar nuestro esfuerzo diario sin compañía alguna. Horas y horas de reclusión, sin que nos molesten, que nos han convertido en perfectos maníacos (o me vais a decir que no estamos algo tarados).
Pero un día, sin esperarlo, surge la oportunidad de compartir la partitura (hoy no voy a hablar de otros instrumentos, sólo de piano) y, claro, todos nos hemos hecho la pregunta de marras: ¿no es mejor tocar a dos pianos que a cuatro manos? Esas obras tan fantásticas, tantas posibilidades multiplicadas, tanto sonido amplificado..., tantas dificultades para encontrar dos pianos. Si exceptuamos a las hermanas Labèque, asiduas visitadoras de nuestros teatros y auditorios, los dúos de pianistas son infrecuentes. ¿O sería mejor decir que son infrecuentes los conciertos y no los dúos? Hay, sólo en España, bastantes parejas de pianistas, algunas formadas por hermanos. Buscad un poco en internet y saldréis de dudas. ¿Y por qué? Muy sencillo: si difícil es encontrar un buen piano (a veces ni siquiera bueno) para ofrecer un recital, mucho más lo es que sean dos. Añadamos que lo ideal es que tengan el mismo tamaño y marca; incluso fecha (el plástico va sustituyendo a la madera cada vez más). El recurso habitual para organizar un concierto a dos pianos es el alquiler a una empresa especializada. Pero claro, eso cuesta dinero y hay que añadirlo al caché de dos pianistas, y no todas las sociedades musicales se lo pueden permitir. Me temo que esta realidad tan prosaica es la que frena todas las ilusiones por formar un dúo estable y dedicarse a disfrutar como enanos.
Pero nadie nos puede quitar el gusto y podemos buscar soluciones. La primera es obligatoria, aunque quizás no sea propiamente concertismo. En los conservatorios sí suele haber dos pianos en el salón de actos y en las clases también. Ya podemos, al menos, estudiar y tocar sin recurrir al clavinova, al CD minus one o incluso a una grabación hecha por nosotros mismos en casa. Pude disfrutar con una muy querida compañera de las Variaciones Haydn de Brahms y fue durante la carrera. ¿Qué más da? El placer aquí era tocar dicha obra y ése lo tuve. Podríamos comparar este obstáculo con el mismo que sería tocar los conciertos con orquesta. Es bastante más difícil todavía y eso no nos ha impedido que nuestro repertorio en este campo sea más que amplio, ¿verdad? Cada vez es más frecuente asistir a recitales donde estas obras se tocan a dos pianos (pero, ¿no hemos quedado en que no hay dos pianos para dar conciertos?... Ya entro en el bucle de siempre).
Y otra opción que, aunque parezca de pobres, es magnífica y mucho más práctica, además de muy antigua: tocar a cuatro manos. He dedicado unos años a esta práctica con un buen amigo y os puedo asegurar que me lo he pasado en grande. También es verdad que el repertorio que elegimos no era cualquier cosa: las nueve Sinfonías de Beethoven. Nos partíamos las manos a gusto por poder sacar todo lo que encierran. ¡Qué maravilla! Más tarde, incluso, llegamos a hacer nuestras propias transcripciones, ¿por qué no? ¿Quién dijo miedo? Si nos hubiésemos planteado el dúo a dos pianos seguro que apenas nos habríamos movido.

Esto es lo que hay. A nada que nos movamos nos daremos cuenta de lo que aún falta por hacer, de las carencias crónicas, de la ausencia de buenos pianos en impresionantes modernos edificios, de que seguimos tocando en los mismos instrumentos de hace, como poco, cincuenta años. Pues a seguir adelante. Son inconvenientes entre tantos otros que hay que sortear. Pienso que ser realista no está reñido con soñar. Si seguimos tocando siempre habrá ocasiones para tocar solo, a cuatro manos, a dos pianos o con orquesta. Lo importante es tocar, pasarlo bien y gozar de las obras que otros escribieron para nuestro deleite.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por su atenta, amable y amplia respuesta. Deduzco por su experiencia que estoy en lo cierto de que el repertorio para dos pianos tiene muy poca o nula salida profesional, aunque claro está se disfrute muchísimo estudiando este tipo de repertorio, con sus características muy distintas al piano cuatro manos.Un cordial saludo.

    ResponderEliminar